Hace miles de años, primero los romanos, y después los árabes, construían grandes infraestructuras hidraúlicas para el transporte y almacenamiento del agua para consumo humano y riego, así como para la construcción de elementos ornamentales que embellecían y refrescaban jardines y viviendas. Hoy, en el Alicante del año 2025, no somos capaces de hacer que funcionen unos simples estanques y acequias de “chichinabo” en el Parque del Mar, que ven como se deterioran a pasos agigantados hasta su destrucción total, mientras son pasto y morada de mosquitos. La desidia de esta ciudad no tiene límite. Desconocemos la causa de esta situación. Mala ejecución del proyecto, falta de mantenimiento por no asumir la contrata de la jardinería su coste, desidia municipal, ni idea, pero el resultado a la vista está. El final de la película ya lo sabemos, cuando sea totalmente irrecuperable, su demolición será la hoja de ruta para abaratar costes de mantenimiento y evitar críticas o denuncias vecinales por las picaduras de mosquitos. Habremos perdido, una vez más, la oportunidad de tener un parque que conceptualmente era precioso, pero que no supo encontrar el cariño y mimo de las autoridades, que sí hubiera encontrado hace miles de años en el Alicante de Al
